Emprendimiento, base de seres humanos plenos
Mía
y Mitchell son una muestra clara de que fomentar el emprendimiento
desde niños puede generar personas plenas y grandes seres humanos.
Mía es una niña de siete años que presentó su negocio de productos contra piojos ante los “tiburones” del reality show
del Canal Sony, Shark Tank México, y logró financiamiento para su
empresa y Mitchell es un niño de 11 años becado por Nikon, nominado al
Premio Nacional del Emprendedor y reconocido por National Geographic por
su trabajo fotográfico.
Ambos son plenos haciendo lo que a cada uno le gusta más en
la vida. Mía quiere ayudar a que los niños no tengan piojos, por ello
inició su empresa de productos “piojicidas”. No sabemos hasta donde va a
llegar con su negocio -el cual ya fue financiado por los “tiburones”-,
pero ya sabe que ayudar a otras personas le gusta y también desarrolló
confianza suficiente para explicar su negocio a cualquier persona,
incluso a esos grandes empresarios.
Mitchell es fanático de la fotografía
desde los tres años, cuando tuvo contacto por primera vez con una
cámara fotográfica. Su afición lo llevó a emprender su negocio de venta
de fotografías de naturaleza y conservación. Gracias al apoyo de su
mamá, ahora es un fotógrafo experto que busca salvar especies en peligro
de extinción. Parte del dinero generado con la venta de sus imágenes es
donado a causas para preservar la naturaleza.
Este pequeño está en la lista de varios reconocimientos
nacionales e internacionales por su trabajo fotográfico y es feliz
porque con su negocio ayuda al medio ambiente. Ahora sabe que quiere ser
biólogo y por supuesto es un emprendedor sensible a los problemas del
medio ambiente.
Mía y Mitchell son una muestra clara de que el movimiento de
emprendimiento infantil que ha despertado gente como Mary Carmen
Cabrera y su marca BussinesKids
(donde estos pequeños aprendieron a hacer negocios) es el camino
correcto para tener mejores personas y mejores ciudadanos en el futuro.
Es un movimiento pensado para generar una cultura
emprendedora desde una etapa temprana en las personas. No sólo se trata
de generar negocios, se trata de entender la cultura emprendedora como
una parte fundamental para que los seres humanos desarrollen la
autoestima y confianza suficientes para que sean capaces de ir a
conquistar sus sueños.
Este movimiento, como lo ha definido Mary Carmen en diversas
entrevistas y pláticas, debe alcanzar al mayor número de niños en
México y en el mundo.
Es importante que los adultos entendamos que tenemos que
ayudar a los niños a ser emprendedores para que sean personas felices y
desarrollen al máximo sus cualidades y aptitudes. Como mencioné arriba,
no sólo es cuestión de generar negocios, sino de sembrar esa semillita
que permita a los pequeños dar el primer paso en cualquier cosa que
deseen hacer en la vida y si pueden vivir de ello, qué mejor.
Si un pequeño logra descubrir qué es lo que más le gusta
hacer en la vida y los adultos lo motivamos a emprender en esa actividad
es casi un hecho que será una persona plena y feliz, por lo tanto, un
mejor ser humano.
Emprender es iniciar, dar el primer paso, “aventarse”,
probar y los chiquitines son expertos en estos verbos, sólo hay que
motivarlos y acompañarlos en esas aventuras emprendedoras para poder ver
a seres humanos plenos.
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